La vida en tiempos de prisa

Share

7

Anoche soñé una vez más con otra vida.  Y mientras me debatía entre despertar para recordar minuciosamente los detalles de mi sueño o regresar a ese estado de inacción voluntaria, sopesaba en mi mente el mero hecho que siempre que me veo en otra existencia, el tiempo corre más lento.  Así, termino la mayoría de las ocasiones sin conciliar nuevamente el nivel más alto de descanso y sin recordar la gran parte de lo que sucedió en esa visita a otro plano de mi existencia. Me quedo con un puñado de imágenes – tipo fotografías – que tienen voz, que me hablan.  En esos sueños siempre me veo, o mejor dicho, siempre observo que existo en algún tiempo pasado, donde la gente que me rodea se presenta sin relojes ni duración definida. La única importancia de cada respiración es la de mostrar su motivo en ese mundo que, en ocasiones, se da en mí mientras duermo.

Entonces, me resulta un tanto compleja la prisa que nos arropa. A menudo escribo del tiempo porque es un tema que me llega, que empapa mis sentidos mientras intento comprenderlo. Todo puede suceder en un puñado de segundos; y a la misma vez necesitas que el reloj corra para darle “tiempo al tiempo”. La vida es tan frágil que se nos va en un soplo y tan recia que nos fortalece en medio del camino. Simplemente extraordinario.

4La frase: El tiempo es relativo es el cliché más absurdo y certero que existe. Relativo no puede ser si lo hemos convertido en concreto con unas manecillas que dominan nuestra vida; pero se convierte en certero cuando pensamos que la duración de un minuto puede sentirse como una eternidad cuando nos duele el alma o nos corrompe el ocio.

Pero todo cuanto no ha sido creado por el hombre corre con una fluidez temporal pero liviana. ¿Por qué en un plano ideal el tiempo corre según lo dicta la naturaleza y en este plano tan absurdo que hemos inventado los seres humanos todo es tan volátil? ¿Por qué lo hacemos todo tan complicado? La respuesta comprende un debate innegable, lo sé.  Unos hablarán de la necesidad de funcionar como sociedad, otros argumentarán sobre las bases del capitalismo y cómo necesitamos producir para ganar riquezas; y otros tantos de todo cuanto nos hace seres racionales.  Y yo me pregunto: ¿En qué tipo de sociedad queremos vivir? ¿De qué riquezas estamos hablando? ¿Racionales en qué sentido?  Definitivamente necesitamos vivir con reglas que comuniquen un orden, pero ¿sin paz? Claramente, todos necesitamos bienes materiales… pero ¿a costa de no tener bien espiritual? Ciertamente, somos seres racionales; sin embargo, no somos capaces de comprender las consecuencias de una vida a toda carrera.

Los hijos crecen sin la calma de un tiempo para ellos.  Los amaneceres se dan mientras al abrir los ojos ya queremos que llegue la noche; la vida corre y alimentamos nuestro espíritu igual que alimentamos nuestro cuerpo: tipo “fast food”.  Y ¿para qué? Para que un día alguien nos diga las consecuencias de años de alimentarnos con comida chatarra; y en lo espiritual, lleguemos a sentir el vacío que deja alimentar nuestro ser con todo aquello material que tampoco es saludable para nuestro yo – y se convierte en el mismo tipo de comida que utilizamos para nuestro organismo. 5

No deseo dar la impresión de querer vivir una vida sin compromiso social; al contrario, lo que propongo es sacar tiempo para todo.  Organizar nuestros deberes de forma que cumplir con nosotros mismos y con nuestros seres queridos sea tan importante como todo lo otro.  Recordar la maravilla de finalizar un día al lado de alguien: un hijo, un hermano, una madre, un padre, una pareja, una amistad. No olvidar la grandeza de meditar un poco sobre nuestras metas; la alegría de despertar sonriendo por todo cuanto nos rodea. Tal vez, separarnos un poco de la tecnología y dejar que lo simple opaque lo compuesto.

Me gustaría pensar que en mi próximo sueño de otra existencia, voy a observar un tiempo venidero y no una vida pasada.  Y en esa nueva vida, me gustaría que cada respiración tenga la misma pausa que en mis sueños anteriores.  De cierta forma estaría visualizando una próxima era donde el ser humano logre comprender la complejidad del tiempo; y tengamos la sabiduría de ir a prisa simplemente cuando sea necesario… y que cuando sea necesario no sea siempre, sino en ocasiones.  Que logremos disfrutar de un día de lluvia, de una luna llena, de un sol radiante, de nuestros pasos sobre la arena, de una flor en medio de la nada, de un aroma.  En fin… anhelo que cuando vuelva a soñar tenga tiempo para verme, para vernos a todos respirar un poco de paz.

 

©2013 Sylvia Syvel Batista

2

Share

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *